Durante la política internacional de Carlos V hubieron varios enfrentamientos abiertos y ,uno significativo fue la rivalidad personal que tenía con Francia y su rey, Francisco I , reflejada sobretodo en las 4 guerras que mantuvo con él.
Esta rivalidad se inició con la candidatura de ambos a la corona imperial de 1519. Carlos V había recibido como herencia por parte de su abuelo Maximiliano los territorios austríacos de la casa de los Habsburgos, a los que también aspiraba Francisco I. Finalmente, fue Carlos V quien con ayuda de promesas y gestiones que realizó y un cuantioso préstamo del banquero Jacobo Fugger que le permitió pujar más alto que Francia e Inglaterra, obtuvo el título de emperador de los dominios austríacos, es decir, del Sacro Imperio Romano Germánico.
Otra de las causas de la guerra y por tanto de esa rivalidad fue la herencia borgoñona. Carlos V era nieto de María de Borgoña y por lo tanto debería heredar Luxemburgo, el ducado de Borgoña y los Países Bajos ( Artois, Flandes, Brabante, Holanda y Zelanda). Dichos territorios habían sido anexionados a Francia en 1477, y por lo tanto Francisco I consideraba que tenía derecho a poseerlos.
Y a esta pretensión de recuperar su herencia, hay que sumarle su aspiración a obtener el Milanesado, que era un territorio esencial para dicha potencia ya que servía como nexo de unión de los territorios del emperador Carlos V, y ésta era una razón suficiente para que Francia quisiera ocuparlo, ya que se veía cercada entre los Paises Bajos y el Franco Condado. Además, Francisco I también quería recuperar el Rosellón y Navarra.
Esta rivalidad se inició con la candidatura de ambos a la corona imperial de 1519. Carlos V había recibido como herencia por parte de su abuelo Maximiliano los territorios austríacos de la casa de los Habsburgos, a los que también aspiraba Francisco I. Finalmente, fue Carlos V quien con ayuda de promesas y gestiones que realizó y un cuantioso préstamo del banquero Jacobo Fugger que le permitió pujar más alto que Francia e Inglaterra, obtuvo el título de emperador de los dominios austríacos, es decir, del Sacro Imperio Romano Germánico.
Otra de las causas de la guerra y por tanto de esa rivalidad fue la herencia borgoñona. Carlos V era nieto de María de Borgoña y por lo tanto debería heredar Luxemburgo, el ducado de Borgoña y los Países Bajos ( Artois, Flandes, Brabante, Holanda y Zelanda). Dichos territorios habían sido anexionados a Francia en 1477, y por lo tanto Francisco I consideraba que tenía derecho a poseerlos.
Y a esta pretensión de recuperar su herencia, hay que sumarle su aspiración a obtener el Milanesado, que era un territorio esencial para dicha potencia ya que servía como nexo de unión de los territorios del emperador Carlos V, y ésta era una razón suficiente para que Francia quisiera ocuparlo, ya que se veía cercada entre los Paises Bajos y el Franco Condado. Además, Francisco I también quería recuperar el Rosellón y Navarra.
En la primera guerra mantenida con Francia, Francisco I es hecho prisionero en la batalla de Pavía y gracias al Tratado de Madrid de 1526, Francia accede a devolver la Borgoña y desaloja el Milanesado. Sin embargo, cuando Francisco es puesto ya en libertad incumple dicho acuerdo y forma la Liga de Cognac, aliándose así con Enrique VIII y el papa Clemente VII. Por ello, las tropas imperiales asaltan Roma pero con la paz de Cambrai en 1529 España renuncia a Borgoña a cambio de que Francia haga lo mismo con Italia, Flandes y Artois y ceda la ciudad de Tournay.
Aun así, Carlos V continúa sus luchas con Francia con una tercera y cuarta guerras. La primera de ellas fue producida por la invasión del ducado de Saboya (aliado de España), Diamonte y Turín con la intención de seguir hacia Milán por parte de Francia y finalizó con la Tregua de Niza. La última de ellas terminó con la Paz de Crépy en 1544, en la que se expuso una serie de soluciones entre las que estaban la pérdida de España de territorios al norte de Francia y cercanos a Flandes, y la renuncia de Francia de Italia y los Países Bajos. Sin embargo, la mayoría de soluciones propuestas fueron incumplidas y el conflicto continuó hasta la muerte de Francisco I, e incluso se alargaría con una guerra más con el sucesor de éste, Enrique II.
Buena entrada, Patricia.
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