Los tercios Españoles eran las unidades militares del ejército español en la época de la Casa de los Austrias. Esta parte del ejército era famosa por su resistencia en el campo de batalla, formaban la élite de las unidades militares. Fueron la pieza esencial de la hegemonía terrestre y en muchos casos marítima del Imperio. Esta unidad del ejército estaba formada por voluntarios profesionales, en vez de reclutados por levas, eran un ejército de mercenarios. También fueron los primeros en hacer que funcionaran conjuntamente el uso de las picas y de las armas de fuego. El mando del tercio y de las compañías era directamente otorgado por el rey. Los tercios eran hombres orgullosos y cuidadosos con su reputación y su honor. Eran tropas muy agresivas, disciplinadas y con una gran confianza en ellos mismos.
Destaca la eficaz actuación de los tercios en tres de las más importantes batallas que se libraron: la Batalla de Mühlberg, en 1547 en la que fueron vencidas las tropas protestantes por el ejército imperial de Carlos V; la de San Quintín, en 1557 en la que los españoles vencieron a los franceses y la batalla en Gravelinas en 1558, que condujo a la paz entre España y Francia.
Por último podemos decir que la religión juega un papel importante en el ejército, ya que gracias a esta los tercios mantenían su enorme moral de combate, no solo luchaban en defensa de su Rey, sino en defensa de su religión; de hecho uno de los generales más conocidos, Alejandro Farnesio, no dudaba en hacer a sus soldados arrodillarse antes de cada batalla para rezar.
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