lunes, 21 de noviembre de 2011

EL REINADO DE CARLOS III

Carlos III es un borbón hijo de Felipe V y que sucede a su hermano Fernando VI en el trono español. Es el claro ejemplo de la doctrina del despotismo ilustrado y es conocido como el “gran rey Carlos III” o el “mejor alcalde de Madrid”. Su trato con Madrid es complejo, desde los motines de 1766 se marcha a los alrededores y huye de la capital. Su buena imagen se beneficia gracias a la comparación con otros borbones y a su muerte, que fue un año antes del estallido de la Revolución Francesa en 1789.


Su ideario se basa en el absolutismo regio, que en la práctica era el “gobierno de los ministros”. Consistía en pasar de un gobierno personal a un Estado impersonal con órganos propios, es decir, radicaría en el tránsito de un Rey absoluto a un Estado absoluto, en el que el rey tan solo sería una instancia suprema y una garantía de continuidad. Por ello los ministros de Carlos III toman una gran importancia siendo referidos como “los partidos”.

Conforme a su reinado, está marcado por la crisis final del Antiguo Régimen y se divide en varias etapas. La más significativa es la de las “reformas precipitadas” que finaliza en 1766 con los motines contra Esquilache y la llegada del conde Aranda. Algunos otros personajes significativos de su reinado son Jerónimo Grimaldi, que fracaso en su intento por desembarcar en Argel, y el conde de Floridablanca, que fue el impulsor de la Junta de Estado. Ésta tiene origen en el Consejo de Ministros de España y se crea en 1787. Es un organismo de coordinación, está formado por Secretarios de Despacho, y es dirigido por un Secretario de Estado, que era Floridablanca, y que cumplía una similar función a la de presidente del gobierno. Además, cobró una gran importancia en la Administración y en la historia del pensamiento político, restando así poder al rey.


Carlos III obtuvo una buena fama como reformador en Europa, en parte, gracias a la enseñanza que le aportó Bernardo Tannucci en Nápoles. Sin embargo, su recibimiento en Aragón y Cataluña antes de dirigirse a Madrid tan sólo fue un protocolario saludo al rey. Además, no reformó los Decretos de Nueva Planta y fue él quien tomó medidas contra el catalán en las escuelas.

Leopoldo de Gregorio (Esquilache) fue nombrado secretario de Hacienda y Guerra y provenía de Nápoles. Junto a éste formaban equipo Julián de Arriaga (secretario de Marina e Indias) y Ricardo Wall (secretario de Estado), aunque fue sustituido por Grimaldi. Las reformas que se propusieron consistieron en el proyecto ensanadista de reforma fiscal, la creación de una Junta del Catastro y un Montepío Militar, la mejora de la política de infraestructuras urbanas, la corrección de costumbres y vestimentas y la reorganización de temas militares.

Por otro lado, dispusieron una política agraria que culminó con el decreto que abolía la tasa del trigo y permitía su libre circulación. En 1761, se veían en la necesidad de liberalizar los precios y buscar mercados, por lo que se envía una Memoria, escrita por Winckel, a la Junta General de Comercio. Dicho documento pasó de la Junta General a Esquilache y éste la transfirió al Consejo de Castilla. Pero la Memoria había sido escrita 4 años atrás y se debía a las malas cosechas de los primeros años sesenta, a la subida del trigo y a la aparición del hambre.


El 23 de Marzo de 1766 comienzan los motines de primavera y se produce un enfrentamiento contra los guardias walonas debido a que los sastres habían de hacer cumplir las nuevas normas de vestimenta: el sombrero de tres picos y la capa recortada. El conflicto se convirtió en una revuelta multitudinaria y se apedreó el palacio de Esquilache. Días más tarde se atacan también los palacios de los colaboradores del rey, al gobernador y al corregidor, hasta que llegan al Palacio Real exigiendo al Rey que destituya a Esquilache, baje el precio del pan y suprima la norma sobre la vestimenta. Y Carlos III no tuvo más remedio que ceder a las imposiciones del pueblo.

Las consecuencias de estos motines fueron muchas y variadas. Lo primero que hizo Carlos III fue reconducir la política, así que hizo llamar al conde de Aranda que se ocupó de la Presidencia del Consejo de Castilla. Dicho hombre se rodeará de los mejores ilustrados como Campomanes, Jovellanos o Floridablanca.

Las primeras reformas que hizo este grupo se centraron en los cargos municipales como los diputados, que podrían acudir a juntas de propios y arbitrio, y los síndicos personeros, que tenían el derecho a reclamar lo que les pareciese injusto y debían defender al pueblo. En 1768 el rey aprueba una Real Cédula para dividir a la población en ocho cuarteles que contarían con un Alcalde de Casa y Corte y ocho Alcaldes de Barrio que tenían que vigilar que no se cometiera ninguna infracción.
Otras de las reformas se centraron en reorganizar los Ejércitos y la Marina reales, dando nueva forma al reclutamiento, aunque no funcionó; y en renovar la enseñanza en la Universidad, encargando un nuevo plan de estudios a Gregorio Mayans y Manuel de Roda, pero que tampoco terminó de cuajar ya que se dieron dos perfiles diferentes de estudiantes, los manteístas y los colegiales.

Otra de las consecuencias importantes de estos motines fue la expulsión de los jesuitas en abril de 1767 tanto de España como de América. Carlos III discrepaba de esa Compañía por lo que mandó investigar a políticos del círculo de Campomanes. Eran “acusados” de tener ideas contrarias al catolicismo, de soberbia intelectual, de poseer grandes riquezas e incluso de haber provocado los motines de primavera.


Cambiando de tema, Las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País surgen en 1765 y son asociaciones no estatales apoyadas por la Monarquía que tienen como objetivo la búsqueda del desarrollo económico. Fueron impulsadas por los llamados “caballeritos de Azcoitia”, que eran vascos privilegiados, y la primera asociación que se creó fue la Bascongada. Estas sociedades eran dirigidas por miembros locales del clero y la nobleza, y la intervención de la burguesía fue muy escasa ya que este grupo ya tenía sus propias juntas de Comercio o consulados que lo representaban. Sus principales preocupaciones eran la educación, la agricultura y el progreso industrial y económico.


En relación a otras reformas, la Mesta no fue abolida, tan sólo se le suprimieron algunos privilegios; se prosiguió con el levantamiento de carreteras que se comunicaban en Madrid y no tanto en puntos de mercado y producción; y se suprimió el monopolio de Sevilla y Cádiz, terminado así las reformas comenzadas por Felipe V y Fernando VI, como sucede a lo largo de su reinado. El comercio con las colonias de América se liberalizó permitiendo a las islas de Barlovento en 1765 y a los puertos americanos (excepto Venezuela y México) en 1778 el libre comercio con los puertos de España como Barcelona o Málaga.

Por un lado, los gremios eran considerados por los ilustrados obstáculos para la producción y el progreso. No fueron eliminados pero sí minaron algunos de sus privilegios con leyes como la enseñanza de los oficios, la libertad de imitar tejidos extranjeros o el hacer compatibles algunos trabajos con los hidalgos, renunciando así a la exclusividad de los maestros de los gremios.

Asimismo se crea el Banco de San Carlos, el primer banco nacional español, que respetaba el proyecto de Francisco Cabarrús. Éste hombre fue quien prestó varios millones de reales a la Hacienda Real durante la guerra de España contra Gran Bretaña, por lo que el banco tenía un especial cometido, el de devolver en forma de “vales reales” ese dinero al susodicho. En cambio, el banco no logró sus objetivos y no pudo convertirse en el banco central de España hasta el siglo XIX.

Aparte, también aparecen las nuevas poblaciones de Andalucía. Beneficiándose del fondo de los jesuitas, se comienza a originar una serie de pueblos para combatir al latifundismo, y así crear una sociedad modelo. El proyecto fue encargado a Pablo de Olavide, que se ocupó de organizar todos los territorios para un buen funcionamiento de esta medida. Parecía que había tenido éxito pero algunas malas opiniones referentes a su figura hicieron que le rey ordenara su detención y la Inquisición lo condenó a 8 años de cárcel.


Por otro lado, la política internacional de Carlos III se basa en la firma del Tercer Pacto de Familia, la participación de España en la Guerra de los Siete Años, en la independencia de las Trece Colonias de Estados Unidos, y en sus relaciones con Portugal y los países musulmanes.

Los pactos de familia surgen a raíz de que España y Francia ven como enemigo común a Gran Bretaña ya que cada vez poseía más flota comercial y tenía un mejor control naval. En cambio, el trato entre españoles y franceses no era bueno, y Francia firmaba las paces con los enemigos dejando a un lado las necesidades de España a pesar de su alianza. Pero Carlos III, decide firmar un Tercer Pacto aun así en 1761 debido al problema con Inglaterra en Honduras.

Este Pacto precipita la participación de España en la Guerra de los Siete Años. Al principio se lograron algunas victorias pero pronto Francia perdió Canadá, y España, Cuba y Filipinas. Con la Paz de París, Inglaterra les devuelve dichos territorios a España aunque éstos han de ceder la Florida. Además, Francia les cede Luisiana. Años más tarde, Francia quebrantó la alianza al no quererse ver involucrada en el ataque que había recibido España en las islas Malvinas por parte de Inglaterra y su amenaza de guerra.

Pero España también participó en la Guerra de Independencia de Estados Unidos combatiendo contra los ingleses en los territorios españoles de América del Norte. Su colaboración fue clave para el triunfo de los independentistas, que resultó tras la Paz de Versalles en 1783.

Por otro lado, las relaciones con Francia mejoran tras la desaparición del ministro Pombal y el fallecimiento de José I, marido de su hermana María Victoria de Borbón. De esta manera, se resuelve el problema de Sacramento y se dispone una nueva política de matrimonios hispano-portuguesa. Además, Carlos III también mantuvo relaciones diplomáticas con el sultán de Marruecos y el de Turquía. Tanto en 1767 y 1780 se firman tratados para que España pueda circular por las aguas de Marruecos debido a su actividad como potencia pesquera. Además, también se producían intercambios comerciales entre ambas orillas del estrecho. Y en 1782 se firma otro tratado para que España ayude a Turquía a liberarse del ataque de la Rusia de Catalina II.


Para finalizar y haciendo un balance de su reinado, puede decirse que Carlos III fue un reformador bastante prudente ya que no quería aligerar procesos. Cuando su mandato finalizó, todavía había instituciones que seguían en pie pero que estaban al borde de extinguirse. Su obra de gobierno fue muy limitada, aunque fue más beneficiosa para el pueblo debido a que Carlos III no anteponía los intereses dinásticos a los de la nación, y por ello se le recordará como “rey de todos los españoles”.


FUENTE:
Historia de España en la Edad Moderna, IMIZCOZ FLORISTÁN, ALFREDO (coord.)
Editorial Ariel, Barcelona
CAPÍTULO 23: Carlos III (1759-1788), por CEPEDA GÓMEZ, JOSÉ.

LOS DIARIOS DE NICETO ALCALA ZAMORA

La exposición conjunta que hará nuestro grupo tendrá como escenario la II República Española y he leído hace unos días, en el suplemento Crónica, del diario El Mundo, de fecha 13 de Noviembre de 2011, un reportaje sobre la publicación inminente de los diarios robados de Niceto Alcalá-Zamora.


Pero, ¿Quién era Niceto Alcalá-Zamora?. Nació en Córdoba, en 1887 y pasó a la historia como presidente de la II República Española (1931-1936) y, como muchos políticos de su época, fue un portento intelectual y ocupó numerosos cargos político-administrativos y se distinguió como un gran orador en las cortes. En 1930, cuando el régimen de Primo de Rivera ya se hallaba en plena desintegración, en un famoso mitin en Valencia promete un inmediato cambio político: una república conservadora. La República Española se instituye el 14 de abril de 1931 y se forma un gobierno provisional presidido por Alcalá-Zamora. Pero, tras las elecciones éste observa un giro hacia el radicalismo de izquierdas y tendencias laicistas en la Constitución y en octubre de 1931 presenta su dimisión por su oposición a este laicismo de estado. Posteriormente, el 10 de diciembre de 1931, es elegido presidente de la II República Española, cargo en el que se mantuvo hasta el 7 de abril de 1936. El 16 de febrero de 1936 se celebraron elecciones generales en las que triunfó la agrupación de izquierdas . Trás la victoria del Frente Popular (PSOE, PC, Izquierda Republicana, Unión Republicana, UGT, POUM, Partido Sindicalista y Partido Republicano Liberal), en Febrero de 1936 y a la vista de una auténtica revolución socialista en todo el país, Alcalá Zamora, que había previsto una formación centrista que neutralizara las pasiones políticas en conflicto, tiene que admitir su fracaso. Se había hecho demasiados enemigos y, entre sus mismos partidarios, se le acusaba de intervencionismo. Se presentó una proposición para su destitución y fue aprobada en Cortes por 238 votos frente a 10. La excusa fue que se le destituía por haber convocado dos veces elecciones generales en un mismo mandato. Niceto Alcalá Zamora abandonó España casi inmediatamente. Viajó a París con su familia y posteriormente a Argentina, donde murió en 1949.


El reportaje del diario El Mundo, firmado por Jorge Fernández-Coppel, relata que cuando Niceto Alcalá -Zamora sale de España, sin retorno, creyó dejar sus diarios a salvo en unas cajas de seguridad de la entidad Credit Lyonnais, de Madrid, pero nunca recuperó sus escritos y su dietario estuvo desaparecido desde que el propio gobierno republicano, ya durante la guerra, se lo robara del banco. Hubo un segundo robo y transcurrieron unos 75 años hasta que reaparecieron los pensamientos y escritos de Alcalá-Zamora. Un arquitecto valenciano los ofrecía a cambio de dinero, pero su ambición y una eficiente operación-rescate en la que participó la Guardia Civil y el firmante del reportaje, que es escritor e historiador, lograron dar con el dietario perdido de Alcalá-Zamora.


Creo que lo interesante de estos diarios serán las vivencias en primera persona de un protagonista de ese periodo tan convulso de la historia de España. Segun el reportaje, Alcalá- Zamora llevó a cabo un registro minucioso de sus vivencias, son casi 500 páginas, describiendo una república agonizante, desmitificando a muchos de sus protagonistas , la descomposición de los partidos políticos, los odios personales y las excesivas ambiciones e incluso profetizando la sublevación militar que tendría lugar el 18 de julio. Pienso que será muy interesante su lectura.


Los diarios aparecerán en forma de libro y serán editados por La Esfera de los Libros, con el título: "Asalto a la República. Los diarios robados del Presidente".

Fuentes:
Diario El Mundo. Suplemento Crónica. Madrid, 13 de Noviembre de 2011

Historia de España

El Directorio y la Segunda República
Tomo 15

Espasa Calpe, Madrid, 2004

domingo, 20 de noviembre de 2011

Bicentenario de Gaspar Melchor Jovellanos

                              Gaspar Melchor de Jovellanos (1744 -1811)

 

                        

A lo largo de este año 2011 hemos sido participes de numerosos hechos históricos importantes, tanto favorables como desagradables. Sin embargo, no nos debemos olvidar del pasado. En nuestra historia siempre hay fechas que recordar... Una de ellas es el 27 de noviembre de 1811. 
Dicho así, tal vez no nos acordemos bien de qué pasó en aquella fecha. Pero, ¿ y si decimos Jovellanos?
Doscientos años más tarde recordamos el bicentenario de la muerte de  Gaspar Jovellanos


Pero, ¿Quién fue Gaspar Melchor Jovellanos? 
Jovellanos ( Gijón, 5 de neero de 1744- Navia, 27 de Noviembre de 1811) fue el representante más genuino de la Ilustración española. Fue un hombre culto, abierto y ejemplar que se caracterizó siempre por un hondo patriotismo y una gran preocupación por los distintos problemas de España. Su espíritu crítico y renovador se plasmaba en una preocupación constante por reformar las instituciones y costumbres vigentes.
Asturiano, nacido en Gijón en 1744 de familia noble, cursó sus estudios de filosofía y leyes. Al   concluirlos se dedicó a la vida pública en Sevilla, Madrid, Gijón,... Durante su estancia en Sevilla entró en contacto con importantes ilustrados de la época como Olavide. Su ejercicio en Madrid como alcalde de Casa y Corte y como miembro activo de distintas academias y otras instituciones le sirvió para difundir las nuevas ideas.
Tras la muerte de Carlos III es apartado de la Corte con pretexto de un cargo en Asturias. En Gijón fundó el Instituto de Estudios Asturianos, con el que pretendía favorecer el desarrollo de la región.
En 1797 Godoy le nombra Ministro de Justicia. Sin embargo las fuerzas reaccionarias opuestas a su espíritu reformador, promueven su cese y lo logran. De nuevo regresa a Gijón. Se le acusa de hereje entre otras cosas, y en 1801 es detenido y deportado a Mallorca donde es mantenido preso en la cartuja de Valldemosa y en el castillo de Bellver.
José Bonaparte lo libera tras la invasión francesa (1808) y le ofrece un nuevo cargo de ministro. Jovellanos, con una salud muy deteriorada ya, lo rechaza. Sin embargo, no duda en ponerse al lado de quienes se levantaron contra los invasores.
La obra de Jovellanos es prolífica y muy variada. Se dedicó tanto a la poesía como al teatro, aunque lo verdaderamente importante son sus ensayos sobre política, historia y economía entre otras materias. Por su parte, su gusto artístico y sensibilidad caracteriza estos escritos de carácter técnico o político.
Entre la amplia obra en prosa de Jovellanos caben destacar sus  Memorias y el Informe sobre el expediente de la ley agraria (1794). En estos textos propone reformas para el mejor funcionamiento de las instituciones y habla de la actual situación del país, de sus males y problemas y de las soluciones para mejorarla. 

Es increíble la cantidad de actividades programadas (http://www.jovellanos2011.es) con motivo del bicentenario de su fallecimiento.Sobre todo en su ciudad natal donde se ha preparado para su conmemoración  desde ciclos de conferencias sobre su vida y obra hasta concursos artísticos y festivales de música. Pero no sólo se recuerda a Jovellanos en su patria querida. En Madrid ,por ejemplo, la Fundación Juan March ofrece un ciclo de conferencias llamado Jovellanos: Vida, pensamiento, mensaje de forma totalmente gratuita a partir del 1 de diciembre. En este ciclo de conferencias Manuel Alvaréz-Valdés Doctor en Derecho y abogado del Estado, numerario de la Academia Asturiana de Jurisprudencia y Correspondiente de las reales academias de la Historia y de Jurisprudencia y Legislación  hablará de la vida, el pensamiento y el mensaje que, según él, hoy nos sigue enviando Jovellanos, teniendo en cuenta siempre  las numerosas fuentes directas: su extensa obra escrita con sus Diarios y epistolario y documentos inéditos, y también las indirectas: una bibliografía de cerca de 4.000 registros.

De igual manera el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid  ha querido homenajear a este personaje histórico celebrando un programa de actos los días 13, 20 y 26 de octubre, 10, 15, 24, 26 y 30 de noviembre y 21 de diciembre: 
  • 24 de noviembre.- 19.30 horas. Jovellanos: Utilidad Política y Social de los Espectáculos y Diversiones Públicas, a cargo de Eduardo L. Huertas.
  • 26 de noviembre.- Velada literaria de época con la dramatización de El Delincuente Honrado, a cargo de la Sección de Teatro, dirigida por Eduardo G. Peribáñez.
  • 30 de noviembre.- 19.30 horas. La Herencia de Jovellanos en el Trienio Liberal (1920-1823), a cargo de Alberto Gil Novales.
  • 21 de diciembre.- 19.30 horas. Jornada de Clausura, Mesa Redonda con la participación de Matías Díaz Padrón y Emilio de Diego García, presidida por Gonzalo Anes.
He querido dedicar una breve entrada a modo de recuerdo y conmemoración a este gran escritor, jurista, académico, político español y ,sobre todo hombre de espíritu liberal, aunque sea doscientos años después, por todo aquello que significó : el cambio de la época ilustrada a la época de las revoluciones, la introducción del liberalismo en España y la aparición de uno de los primeros historicistas que supo ser profundamente cosmopolita sin por ello perder el sentido del patriotismo; y ,sobre todo, por todo el esfuerzo que hizo para lograr la integración entre la modernidad y la tradición en la España del final del siglo XVIII y comienzos de XIX.